lunes, 13 de septiembre de 2021

EL PERIODO DE ADAPTACIÓN EN EDUCACIÓN INFANTIL


El periodo de adaptación en la escuela infantil:
Sus Primeros Pasos en un entorno desconocido




I. El periodo de adaptación:
características generales e implicaciones

El periodo de adaptación corresponde al proceso de transición mediante el cual el bebé o el niño debe abandonar su entorno familiar, que le proporcionaba seguridad y confianza, para ir descubriendo y adaptándose progresivamente a un nuevo medio desconocido: la escuela infantil.

Este proceso educativo gradual, que le permitirá ir desarrollando su autonomía y sociabilidad, sin embargo, representa en un primer momento un cambio significativo y trascendental para el niño, que debe separarse de sus padres o cuidadores principales, con los cuales estaba acostumbrado a convivir y a relacionarse, de los cuales solía recibir mucha atención y cuidados y la satisfacción de sus necesidades básicas, y con quienes compartía un vínculo afectivo esencial (el vínculo de apego).

El vínculo de apego, condiciona también, por consiguiente, sus respuestas ante lo desconocido: ansiedad por la separación, incomodidad o desamparo frente a la ausencia de las figuras de apego.

 La finalidad del periodo de adaptación reside, por consiguiente, para el niño, en el uso de su capacidad para gestionar y superar progresivamente la ansiedad y las emociones generadas por la ausencia de sus padres, y para progresivamente adaptarse a este nuevo medio desconocido en el cual se encuentra inmerso. Este proceso adaptativo, que suele durar entre dos y tres semanas, necesita de una planificación rigurosa por los profesionales del centro y una atención individual e integral que persigan una buena adaptación del niño a este nuevo entorno.

II. Los protagonistas del periodo de adaptación:
una cohesión necesaria

Para garantizar en mayor medida el buen desarrollo de este proceso, conviene subrayar que el periodo de adaptación descansa sobre la cooperación y la actuación conjunta de todos los protagonistas involucrados en él: así, si el niño debe tomar un papel activo y central en su proceso de adaptación, así como los educadores del centro - cuya función principal será la de acompañarlo y guiarlo a lo largo de aquella etapa - no se debe sobre todo obviar el papel esencial de la familia que constituirá un apoyo fundamental e imprescindible, tanto para el niño como para los profesionales del centro, para que la transición se desarrolle de la manera más suave posible. La cohesión entre los diversos protagonistas, que debería verse reflejada en el establecimiento progresivo de una relación sólida de confianza mútua y en el mantenimiento de una buena comunicación a lo largo de todo el proceso, resulta necesaria y clave.

El presente escrito pretende por consiguiente recoger de forma resumida los principales objetivos de cada uno de los respectivos protagonistas durante el periodo de adaptación, así como aportar claves y recomendaciones pedagógicas útiles para los padres y madres que se enfrentan a los primeros momentos de su hijo o hija en la escuela infantil.

Bases pedagógicas de un buen proceso de adaptación

  • Sentimientos y emociones, manifestaciones observables y objetivos específicos del periodo de adaptación
    Como tuvimos la oportunidad de mencionar anteriormente, los niños pequeños, al verse separados de sus padres, pueden experimentar niveles altos de ansiedad durante sus primeros días en la escuela infantil. Las emociones que suelen generarse en ellos en aquellos momentos suelen ser la tristeza, la rabia, el miedo, y una fuerte sensación de desamparo. Una de las manifestaciones más comunes es el llanto, sin que la ausencia de éste constituya sin embargo una señal de adaptación. Efectivamente, resulta frecuente poder observar a niños que no lloran pero en los cuales se puede notar un aislamiento o una ausencia de participación en las actividades o rutinas del centro, lo que constituye manifestaciones de la falta de adaptación del niño al nuevo medio.
    Durante el periodo de adaptación, puede resultar frecuente que el niño presente perturbaciones del sueño, en casa (como insomnio o un mayor cansancio).

Los objetivos propios del bebé y del niño durante el periodo de adaptación serán, por consiguiente:

EMOCIONALES Y AFECTIVOS
El bebé o niño de nuevo ingreso debe asimilar y superar la ausencia temporal de sus cuidadores, y conseguir gestionar las emociones generadas por esta separación y por la inmersión en este nuevo entorno. Por otra parte, debe aprender a conocer a los educadores del centro e ir creando progresivamente un vínculo afectivo y de confianza con aquéllos.

EDUCATIVOS
A medida que transcurren los días, el pequeño debe familiarizarse y adaptarse al nuevo medio en el cual se encuentra inmerso: explorándolo poco a poco, a su ritmo, y descubriendo los materiales y lugares que lo componen. Debe además ir adaptándose a las rutinas y a las actividades diarias del centro, adquiriendo progresivamente nuevos hábitos gracias a este proceso adaptativo, y desarrollando paulatinamente su autonomía.

SOCIALES
La entrada en el centro supone compartir este nuevo entorno con otros  niños. Un objetivo central del periodo de adaptación consistirá para el niño en establecer un primer contacto con sus otros compañeros del centro, para poder a continuación compartir e interactuar regularmente con ellos, desarrollando así su sociabilidad.

Para ayudar a los pequeños a alcanzar aquellos objetivos, los educadores del centro desarrollarán una función de acompañamiento individualizado del bebé o del niño durante todo su periodo de adaptación, facilitando su acercamiento progresivo al nuevo entorno, a las dinámicas del centro y al resto de sus compañeros.

 

 

III. Recomendaciones prácticas para los padres y madres

Aparte de las directrices pedagógicas anteriormente expuestas, resulta necesario aportar algunas recomendaciones pedagógicas prácticas que facilitarán la adaptación del pequeño.

Se recomienda:

  • Seguir las recomendaciones del equipo profesional del centro (puntualidad, ropa marcada, ropa cómoda...)
  • Tratar de que sean exclusivamente el padre, la madre o el tutor legal quienes lleven y recojan al niño en la escuela, durante todo el periodo de adaptación
  • En la medida de lo posible, no interrumpir el periodo de adaptación (ausencia del niño, vacaciones...)
  • Respetar el ritmo de adaptación propio del pequeño, sin agobiarle ni compararle a otros
  • Evitar absolutamente frases inhibidoras de las emociones del niño (« Los niños mayores no lloran »)
  • Al contrario, normalizar las emociones del niño y de los demás niños (« Lloran porque echan de menos a sus mamás. Es normal que se sientan así. Poco a poco se sentirán mejor y dejarán de llorar »)
  • Sobre todo, no asustar a los niños ni amenazarlos con la escuela o con el educador: al contrario, transmitirles una imagen positiva y real, sin idealizarla.
  • Manifestar cariño y afecto, sin sobreprotección (ya que dificulta el proceso de adaptación del niño)
  • Cada día, despedirse claramente del niño, sin alargar las despedidas pero asegurándonos de que el niño nos ha visto despedirnos

 


 

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